HORARIOS DE LAS CELEBRACIONES DE SEMANA SANTA 2024

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JUEVES SANTO

JUEVES SANTO

VIERNES SANTO

VIERNES SANTO

RESURRECCIÓN!!!!

RESURRECCIÓN!!!!

NUESTRA MADRE DEL CARMEN DE ÍLLORA

CELEBRACIÓN VIRGEN DE LOURDES 2018 EN LA PARROQUIA DE ÍLLORA

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¡OH MARÍA, MADRE MÍA, OH CONSUELO DEL MORTAL!

Hoy el Papa, en la celebración de la Solemnidad de la Virgen Inmaculada, nos ha recordado una gran verdad: Todo cristiano, tiene que ser mariano, tiene que tener en el referente de su vida a María, porque la Virgen representa el sí definitivo del ser humano a Dios, el abrir nuestro corazón a su voluntad, y el reconocer, que ante Él, la sencillez y la humildad, son las primeras virtudes, que nos unen al Señor, y que nos hacen grandes ante sus ojos. Y ante el monumento de la Inmaculada, en la Plaza de España, el Papa ha vuelto a insistir sobre la importancia de la Virgen, en el camino de nuestra fe, en el camino de nuestra esperanza. El Papa nos ha dicho, que Dios se enamoró de la sencillez de María, y que todo lo que quería para toda la humanidad, lo concentró en la vida, en las virtudes, en la actitud de la Virgen. En la primera lectura, de esta festividad, que es del libro del Génesis, vemos cómo el ser humano, siempre ha querido ser aún más grande de lo que era, y no ha escatimado medios para lograrlo, a pesar de que, casi siempre, lo único que ha conseguido, es ser aún más pequeño, al perder el rumbo de su vida, e instalarse sólo en la búsqueda de poder, de prestigio, de fortuna, alejándose cada vez más del resto de personas que le acompañan. Pero como nos dice el Apóstol, por Jesús, nacido de Mujer, nacido de María, Dios nos mostró, que cuando en nuestra vida lo que buscamos es el bien, la felicidad auténtica, y la salvación completa del ser humano, todo lo que se hace, nos acerca más a nuestros hermanos, nos hace sentirnos más felices, nos hace sentirnos bien con nosotros mismos. Con María, aprendemos a caminar por este camino, por el camino de abrir nuestro corazón a los demás, por el camino de la fe confiada en el Señor, a pesar de las grandes dificultades, por las que a veces tenemos que pasar, por el camino de la esperanza, porque reconocemos que nuestra meta es el Señor, y sólo cuando estemos junto a Él, encontraremos la plenitud de todo lo que anhelamos. Por eso lo demás es relativo, no es absoluto, sólo el Señor, es lo verdaderamente importante. Por eso, en nuestra vida, no debe faltar la presencia de la Madre, de la Virgen. Acudamos a Ella, invoquémosla, tengámosla presente en todo lo que hagamos, y pidamos al Espíritu Santo, que nos modele, y nos haga actuar como la Virgen. Porque si así lo hacemos, perderemos el miedo al fracaso, al ridículo, a no hacer lo que los demás esperan de nosotros, porque lo importante para nosotros será hacer siempre la voluntad del Señor. María se alimentó especialmente de la oración. Por eso, en este tiempo de adviento, leámos la Palabra de Dios, oremos, imitemos a la Virgen, porque de sus manos, siempre llegaremos a Cristo, de su mano, nunca nos perderemos. Que todas las madres, tengan como modelo a nuestra Madre la Virgen, porque, nadie como Ella para saber de lo que supone vivir día a día con esperanza, a pesar de todas las contrariedades, y el poner a los hijos, como lo primero de todo. Con María, preparémonos a celebrar el nacimiento del Señor. Con María, aprendamos a reconocer al Señor en nuestra vida, con María, acerquémonos cada día a la Eucaristía. Que Ella sea la luz que ilumine nuestra vida hasta el encuentro del Señor.

BENDITA ENTRE TODAS LAS MUJERES

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.


Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

¡FELICIDADES MADRE!


Mística Rosa de intocados pétalos,
límpido cielo de infinitas lámparas,
Musa celeste del Amor-Artífice,
alba del alba.

Si tu esencia lo inefable tocó,
no sé si es luz, o resplandor, o llama,
o mar, o nieve, o limpidez, o nube,
flor o fragancia.

Como después del angustiado vuelo
el trino posa en la mecida rama,
regreso a ti - mi resplandor en ruinas -:
tú eres mi casa.

Dilapidé mi hacienda, Madre mía,
bebí mi sed y devoré mi náusea.
Lo tuve todo, y me han quedado sólo,
sólo mis lágrimas.

Mis manos todo de tu amor lo esperan,

como la noche espera, Madre, el alba.
Llévame siempre de la mano, llévame:
sé tú mi lámpara.

Llévame en pos de tu luciente aroma,
ciclón de lirios, amapola en llamas,
y, cuando el viento tu presencia anuncie,
róbame el alma.

Quiébrate, voz, ante el dintel sagrado
de aquel que es Trino en Una sola llama,
Llama que es Una en Tres incendios, Niña,
llena de gracia. Amén.

ERES MÁS PURA QUE EL SOL...

Celebramos la festividad de la María, Inmaculada, y todo el pueblo cristiano se llena de alegría, por el don tan grande que Dios nos ha entregado en la Virgen. Con las palabras de la Liturgia de este día, nos unimos al canto de alabanza a Dios, por tantas maravillas como realiza en nuestra vida, gracias a la Santísima Virgen María.

Pureza inmaculada,
espejo del Señor,
¡oh fuente de la gracia,
unida al redentor!

Belleza sin mancilla,
encanto virginal,

tú eres la alegría,
la gloria del mortal.

¡Oh vara florecida
del tronco de Jesé!,
en gracia concebida,
¡oh gloria de Israel!

Dichosa por los siglos
los pueblos te dirán:
tú fuiste del Dios vivo
la aurora celestial. Amén.