50
años de un camino, lleno del trabajo duro, de una ilusión renovada, de un hogar
lleno de la vitalidad de los hijos, del mimo de los más sencillos detalles, de
la alegría de una sonrisa siempre ofrecida, de la emoción contenida en la
superación de los problemas, de la unidad en medio del sufrimiento y de las
ganas siempre de seguir adelante, luchando sin descanso día a día, por un
mañana mejor.
Hoy
es un día, para decirte Señor, gracias por haberlos creado, gracias por haber
sido su Pastor en su niñez y juventud, gracias por haberlos unido en un mismo
amor…gracias por hacer que su amor haya madurado en el hogar que han
formado…gracias porque los años, han fortalecido aún mas su unidad, y su apoyo
mutuo, y gracias Señor, porque les diste un corazón fuerte, y una voluntad aún
más grande, para hacer de los momentos difíciles, un medio para seguir
contagiando más vitalidad, fe y esperanza.
Por
eso, la celebración de estas bodas de oro, es la expresión de nuestra gratitud
a Dios y el reconocimiento a Remedios y Rogelio, por ser la imagen más clara,
de lo que es y significa el amor cristiano, el matrimonio cristiano…unidos
superar desde su amor, todas las vivencias de su caminar, confiando siempre en
Dios.
El paso lento de Rogelio volviendo
del campo por la plaza, por la calle Real, sentado en la Bodega, descansando de
un día duro de trabajo, siempre queda en nuestra retina, como la expresión, de
la vida de un hombre noble y bueno, que siempre observa y escucha todo lo que
sucede a su alrededor, rumiando y reflexionando interiormente, el paso tan
rápido de la vida, las locuras que a veces cometemos, los enfados de la gente,
pensando él, que para dos días que estamos aquí, lo mucho que nos complicamos
la vida unos a otros.
Y si el paso de Rogelio era
lento, el de Remedios siempre era todo lo contrario…siempre con paso ágil,
cuando los últimos toques de la Iglesia llamaban a misa, ella jamás faltaba a
su encuentro con el Señor…y aquí, ha rezado, ha limpiado, ha compartido todos
los momentos importantes de la Parroquia, y hasta en su puerta se ha caído…todo
lo ha vivido aquí, siendo, una da las columnas que ha sostenido la marcha de
esta comunidad. Y ahora, que el paso ya es sostenido por el brazo de alguna
amistad, o por la firmeza del andador, o la ternura de Rosa, ella sigue mirando
a través de la ventana de su salón, el devenir de nuestro pueblo, y cuando
siente las campanas a misa, se une a la oración de todos los que aquí estamos,
recordando ella también, otros momentos.
Vuestra casa siempre ha sido, una
puerta entornada, por la que siempre entraban vecinas, familiares, amigos de
vuestros hijos, que han estudiado, se han reído, han compartido un sinfín de
historias, en esa casa, que forma parte de la vida de muchas personas… y para
las que vosotros dos, sois, tan especiales, como la generosidad y la confianza
que siempre contagiáis.
Enhorabuena Remedios y Rogelio,
pero sobre todo enhorabuena a vuestra familia, porque el milagro más grande que
ha realizado Dios en vuestra vida, es haberos dado a unos padres como ellos, y
que os aman como ellos os aman.